Las opiniones de Antonio Mancera

JON IÑARRITU Y LAS "MEDALLAS DE ETA"

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Categoría padre: Mis cosas
Categoría: Mis opiniones
Publicado el Martes, 12 Mayo 2020 15:26
Escrito por Antonio Mancera
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Jon Inarritu

Dicen que la inutilidad, que es hija de lo mediocre y sobrina de la estupidez, preside nuestras vidas, pero especialmente la de algunos políticos, en los que además esa inutilidad parece ser un mérito, inútiles que se vanaglorian de ello de una manera absolutamente desvergonzada, descarada y sobre todo duradera y permanente, ejemplos -como el del diputado Jon Iñarritu-, del bajo nivel moral, político e intelectual, que demuestran hoy algunos políticos.

Los políticos inútiles se están convirtiendo en el paradigma de nuestra sociedad, un buen ejemplo lo tenemos en el Congreso de los Diputados, donde se reúnen personajes que demuestran casi a diario su inutilidad, con discursos, propuestas y argumentaciones fuera de lugar, y que citando a Máximo Gorki, por no alejarme mucho de los referentes de algunos de estos políticos, “No hay gente inútil, sólo hay gente perjudicial”, Jon encaja en cualquiera de estas definiciones, inútil y perjudicial.

Hoy toca para EhBildu, para Jon Iñarritu, no la pandemia, no aportar ideas y esfuerzos para acabar con la crisis sanitaria que padece nuestro país, hoy toca algo más importante para los proetarras, interesarse por el número de medallas pensionadas que se han concedido a los agentes del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil y que suponen un incremento de sueldo en su nómina, lo pregunta alguien que en un momento de crisis sanitaria, donde no se puede circular libremente, donde bares y restaurantes permanecen cerrados continúan cobrando dietas por desplazamientos y por manutención.

Iñarritu mantiene, en cada una de sus intervenciones, discursos que solo pretenden azuzar el odio hacia guardias civiles y policías, para él, por venir de donde viene, por representar a quien representa, odiar es sencillo, lo lleva en su ADN, muchos hemos comprobado que además en su caso y en el de los suyos ese odio es peligrosamente perjudicial, incluso mortal en muchos casos.

Si a alguien le importase una mierda su trayectoria política, el argumentario de su discurso en el Congreso, reiterativo, lleno de odio hacia los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, especialmente hacia la Guardia Civil, descubriría que toda la vida de Iñarritu deviene en una vida inútil, políticamente también, pocas veces ha dejado constancia el diputado de haber hecho algo positivo, algo constructivo, algo de provecho y necesario para el conjunto de la sociedad.

Estás condecoraciones, por las que se interesan hoy los proetarras, se han otorgado en muchas ocasiones por los servicios prestados en la lucha contra la banda asesina ETA, en muchos casos a título póstumo, pero también por “Servicios de manifiesta importancia que comprenda un ineludible riesgo de perder la vida, ejecutar para su cumplimiento acciones claramente demostrativas de extraordinario valor personal, iniciativa y serenidad ante el peligro. En acto de servicio o con ocasión de él, resultar muerto o mutilado absoluto o permanente sin menoscabo del honor, al afrontar un peligro manifiesto contra la propia vida. Ejecutar, dirigir o colaborar directamente en el éxito de un servicio en el que por su extraordinaria dificultad e importancia se hayan evidenciado relevantes cualidades profesionales o cívicas”

Podríamos explicarle al diputado proetarra, el HONOR que significa recibir una medalla al Mérito de la Guardia Civil, el que te reconozcan con ella por un servicio, una actuación meritoria, destacable, sin menoscabo del honor, con evidencia de relevantes cualidades cívicas y profesionales, y debería explicarnos el oscuro político, ya que le interesan tanto y hablando de condecoraciones y de recompensas, lo que son y significan las medallas de ETA, esos infames trozos de latón, con el unico y escaso valor del material con el que estaban hechas, y que representan la bajeza moral de quienes las entregaban y de quienes las recibían, ya que la banda asesina ETA otorgaba sus “medallas”, para premiar no ya algo meritorio, si no la cobardía de los que asesinaban por la espalda, con el tiro en la nuca o con el coche bomba y se meaban al ser detenidos, cobardes, sin honor, sin cualidades cívicas ni morales, que otorgaban y recibian las medallas de ETA, unos y otros criminales, asesinos y delincuentes.

Quizás lo que interese a Iñarritu y a los proetarras sea cuantas de ellas se concedieron por la lucha contra ETA, por desarticular “comandos”, por operaciones en Francia, que costaron la vida a muchos guardias civiles y policías nacionales, y que contribuyeron a la derrota policial de ETA, quizás quiera saber cuantas de ellas fueron concedidas por contribuir a que la banda asesina tuviese que abandonar la lucha armada, dejar las armas, pues bien, fueron muchas de ellas, no todas las que se merecieron, la mayoría en los peores años de la lucha contra ETA, la mayoría en aquellos años a título póstumo.

Deberían pensar algunos políticos más en su propia dignidad, y recordar a Groucho Marx cuando decía, “Es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente”, y así no demostrar su propia inutilidad.

Quizás algunos políticos deberían dejar de empeñarse en querer aparentar y creerse que son útiles, así al menos, tomarían conciencia de su propia insignificancia social frente a los que pretenden atacar, quizás así abandonasen su retórica vacía y con suerte incluso la vida política, porque la inutilidad del político llega a cansar.

Lo malo de un político, lo malo de Jon Iñarritu, no es ya no servir para nada, lo malo es demostrarlo cada día, lo malo es atacar a quienes sirven.

Antonio Mancera Cárdenas
Guardia Civil retirado