Spartacus: una checa para guardias civiles en la calle Santa Engracia

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Categoría padre: Historia Guardia Civil
Categoría: Retazos de Historia
Publicado el Miércoles, 12 Octubre 2016 22:56
Escrito por Antonio Mancera
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Spartacus 5

La checa en España era una instalación que durante la guerra civil fue utilizada en la zona republicana al margen de las leyes para detener, interrogar, torturar, juzgar de forma sumarísima y ejecutar a sospechosos de simpatizar con el bando rebelde. Se crearon a ejemplo de la Cheká soviética, organización de inteligencia política y militar de la antigua URSS, y cuyo cometido era el de «suprimir y liquidar», con amplísimos poderes y casi sin límite legal alguno, todo acto «contrarrevolucionario».

Durante los seis primeros meses de conflicto, varias organizaciones que con el objetivo de limpiar la retaguardia republicana de "enemigos", acabaron con la vida de un número elevadísimo de hombres y mujeres a través de las checas.

 Las checas se convirtieron desde agosto de 1936 en temibles centros de detención controlados por los partidos políticos y sindicatos. Las torturas, asesinatos y vejaciones se convirtieron en algo habitual en estos centros durante los seis primeros meses de guerra. Algunas de estas checas pasaron a la historia por sus sangrientos crímenes, otras, apenas han sido investigadas.

 Por lo general, estas instalaciones eran conocidas por la calle donde se encontraban, o bien por el nombre de quien las dirigía. Aparte de las que dependían de organismos del Estado —como la conocida como Checa de Bellas Artes, más tarde de Fomento, dependiente del Comité Provincial de Investigación Pública—, varios partidos políticos, ateneos, comités, sindicatos u organizaciones vinculados al Frente Popular o a la CNT dispusieron de su propia checa.

 Había una checa en particular en Madrid a la que se enviaban a los guardias civiles considerados "desafectos", o simplemente denunciados como sospechosos. Era una de las más temidas de las instauradas en Madrid, por el uso generalizado de la tortura más cruel, se trataba de la Checa del Cuartel de Espartaco. Esta se encontraba en la que era la sede de la Comandancia de la recién creada Guardia Nacional Republicana, además era la sede de una comisión “depuradora” de la Guardia Civil. Se hallaba en la calle de Santa Engracia, 18 y estaba dirigida por el teniente García Gumilla.  El 19 de noviembre de 1936 fueron asesinados en una sola "saca" a 53 guardias civiles procedentes de la Checa de Espartaco en las tapias del cementerio del Este, hoy de La Almudena.

Espartaco (Spartacus): una checa para guardias civiles en la calle Santa Engracia

La checa Spartacus, fue una de las  peores cárceles extraoficiales de la República en la que se intentó hacer una limpieza a fondo del cuerpo de la Guardia Civil. Se estableció en los primeros días de la sublevación en el Convento de las Salesas Reales situado en el número 18 de la calle Santa Engracia, muy cerca de la Glorieta de Alonso Martínez. Este lugar fue donado a esta orden religiosa por el Marqués de Cubas después de que su antiguo convento fuera convertido en Palacio de Justicia. Por lo que fue más conocida por Checa de la Brigada de Servicios Especiales o Checa del Marqués de Cubas, dependía directamente del subdirector general de Seguridad, Carlos de Juan Rodríguez, y estaba dirigida por Elviro Ferret Obrador, militante de la CNT.

 El inicio de la Guerra Civil en Madrid propició que el convento fuera incautado por la CNT-FAI para instala en el edificio del convento, la sede de la Columna Anarquista. Por su parte la Iglesia, los claustros y jardines de las Salesas Reales de Chamberí se convirtieron en la sede del Comité Central que se iba a encargar de depurar el cuerpo de la Guardia Civil para su transformación en la Guardia Nacional Republicana.

Pese a permanecer leal al Gobierno, la Benemérita generaba desconfianza en el Frente Popular; por eso, se tomó la decisión de disolver este cuerpo de seguridad en la zona republicana durante los primeros compases de la contienda.

El Comité Central depurador estaba formado por guardias civiles (suboficiales, clases y tropa) y por elementos de los distintos partidos políticos con una preeminencia de la CNT, dado que el presidente y más activo protagonista fue el anarquista José Luzón MoralesEste comité utilizó las dependencias religiosas de las Salesas Reales como centro de detención. Allí fueron encarcelados un gran número de guardias civiles desafectos al régimen republicano, según los responsables del citado comité. El antiguo agente de la Guardia Civil Ambrosio Pasero Gómez, ascendido a alférez a poco de comenzar la guerra, estaba al frente de esta checa que muy pronto se convertiría en una de las más temidas de Madrid, por la práctica de las torturas más crueles.

 A través del Comité Central y a propuesta de los comités de las diferentes unidades militares, se decidía qué guardias civiles eran afectos al régimen republicano o por el contrario se mostraban disconformes con el Frente Popular. Todos aquellos guardias que eran declarados "desafectos" pasaban sin más dilación por la checa Spartacus.

 Los parámetros que seguían los miembros del comité depurador de la Guardia Civil para encerrar a los agentes en la checa Spartacus, podían ir desde la negativa de los agentes a enrolarse en las columnas que combatían en el frente o hasta las declaraciones y denuncias de cualquier persona e incluso de sus propios compañeros, recordemos que en muchas de estas instalaciones se encontraban individuos que habían sido excarcelados en los primeros compases de la guerra y que muchos de ellos habían sido detenidos por los guardias civiles, a los que en muchos casos denunciaban. Una gran parte de los guardias civiles que murieron tanto durante el período bélico como después de la guerra, lo hicieron como consecuencias de denuncias falsas o lo que es peor, denuncias provenientes de los propios compañeros.

Los guardias civiles encerrados en esta checa vivían en unas condiciones pésimas. El hacinamiento en las celdas y la falta de alimentos mermaban las fuerzas de los agentes que debían ser alimentados por sus propios familiares. El 20 de noviembre de 1936, el mismo día en el que Durruti perdía la vida, las mujeres e hijos de los guardias que pretendían visitar a sus familiares, se encontraron con una trágica noticia: los carceleros les notificaron que los "desafectos" habían sido trasladados a Guadalajara o Levante. Pronto se enterarían que en la noche del 19 de noviembre habían sido asesinados más de 50 de los recluidos entre jefes, oficiales, suboficiales y clases de tropa en las tapias del Cementerio Este.

Aunque antes de este 19 de noviembre se produjeron asesinatos a pequeña escala llevados a cabo por personas de Spartacus, nunca antes se había producido un asesinato masivo de agentes de la Benemérita. 

 Solo uno de aquellos guardias civiles se salvó, se trataba del guardia civil Severiano Sanz Zamarro, el único guardia de la expedición que pudo fugarse de las camionetas que lo trasladaban la noche del 19, y que gracias a su declaración en la Causa General proporcionó algo de luz a este caso.

El más caracterizado de los 52 guardias civiles asesinados fue el Teniente Coronel ROYO SALSAMENDI, Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid con sede en la calle García de Paredes. A él le fue encargada la formación de una Columna de guardias que bajo las órdenes del Coronel Asensio ocupó una parte del frente de Guadarrama. Durante los combates, un buen número de efectivos de la columna, entre comandantes, oficiales, suboficiales y agentes se pasaron a la zona nacional, detalle este por el que el Teniente Coronel Royo fue bastante cuestionado. Sus superiores lo retiraron inmediatamente del frente, siendo posteriormente detenido en su domicilio de Madrid. Su asesinato en la "saca" de la checa Spartacus, del 19 de noviembre, junto a la de otros oficiales que formaron su columna, estarían relacionados con los episodios de Guadarrama. 

 Otro de los motivos que se argumentan y así lo expresaron las respectivas familias de tres oficiales asesinados, fue la negativa de apoyar a las milicias en el frente del País Vasco. La familia del Teniente Coronel Jefe del Parque Móvil José Velázquez Guerra afirmaba que muchos oficiales fueron encerrados en la checa de Spartacus por su negativa a marchar con el Comandante Antonio Naranjo Limón y el Capitán Germán Ollero Morente a combatir junto a los batallones de milicias vascas en el frente del País Vasco. Se da la circunstancia que estos dos oficiales tenian una gran influencia en el Comité Depurador. 

 Algunos historiadores han afirmado que estos asesinatos de guardias civiles de la checa Spartacus, fue consecuencia directa de la muerte de Durruti en Madrid. Sin embargo, esta teoría carecería de fundamento, ya que efectivamente Durruti fue herido el 19 de noviembre de 1936 y murió el 20 de noviembre, pero la decisión sobre la muerte de los guardias civiles estaba ya tomada.

 El día 18 de noviembre, en un escrito del Comité Central de la Comisión Depuradora de la GNR, José Luzón adjunta una relación de detenidos en el Cuartel de Santa Engracia, que serían evacuados a Guadalajara; dicho escrito iba dirigido al Camarada Jefe del Cuartel de Santa Engracia, Alférez Pasero. Por lo tanto, el día antes de que hirieran a Durruti, y dos días antes de su muerte, los responsables de la CNT-FAI ya tenían previsto realizar una 'saca' de presos de la checa Spartacus que dirigían.

 En junio de 1939, terminada la guerra, el sepulturero del cementerio de Vicálvaro declararía en la Causa General que había dado sepultura el día 22 de noviembre de 1936 a 38 guardias civiles los cuales fueron enterrados en dos grandes fosas comunes, a excepción de tres de ellos que al ser reconocidos por sus familiares se les dio sepultura individual. El resto de los cadáveres de guardias civiles, no identificados, fueron inscritos en el Registro Civil como personas desconocidas y como datos identificativos se les puso el número de la fotografía que se les sacaba en el depósito judicial.

 Fuentes consultadas:

- Causa General

- El terror rojo, JULIOS RUIZ, Ed Espasa

- Las checas del terror, CÉSAR ALCALÁ, Ed Libros Libres

- Los rojos de la Guardia Civil, JOSÉ LUIS CERVERO, Ed La esfera de los libros