La matanza del Puesto de la Guardia Civil de Zeluán - 1921
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- Categoría padre: Historia Guardia Civil
- Categoría: Retazos de Historia
- Publicado el Domingo, 04 Septiembre 2016 19:26
- Escrito por Antonio Mancera
Mientras transcurría el excepcional episodio de Nador, la persecución y matanza de los soldados españoles que intentaban alcanzar la plaza de Melilla o se encontraban cercados continuaba en su pleno apogeo. Una de las endebles posiciones atacadas fue la casa-cuartel de la Guardia Civil de Zeluán, cuyos defensores terminaron por replegarse sobre la alcazaba en donde se habían hecho fuertes cerca de quinientos hombres, en su mayor parte soldados huídos de otras posiciones.
El día 3 de agosto, tras diez días de heroica resistencia y haber agotado sus municiones y víveres, los componentes del Puesto de Zeluán, al igual que el resto de fuerzas del Ejército que allí se quedaron defendiéndose contra un enemigo infinitamente superior, fueron convencidas por los rifeños de que se les respetarían sus vidas y podrían marcharse a Melilla si entregaban sus armas.
El cabo Francisco Carrión Jiménez, comandante del puesto de la Guardia Civil cumplió las órdenes recibidas del jefe de las fuerzas militares defensoras españolas, el capitán de Infantería Ricardo Carrasco Egaña, quien acabó por aceptar el ofrecimiento ya que además al parecer el intermediario era un indígena conocido y de confianza.
Sin embargo esta vez, y a modo de trágica premonición de lo que pocos días después, el 9 de agosto, pasaría con las fuerzas españolas que bajo el mando del general de brigada de Caballería Felipe Navarro y Ceballos-Escalera, se encontraban sitiadas en Monte Arruit, el pacto no se cumplió. Nada más abandonar la alcazaba los oficiales y sus soldados así como los guardias civiles, fueron brutalmente perseguidos, torturados, degollados y arrebatados sus uniformes antes de quemar sus cuerpos en las mayor parte de los casos.
Hasta que el 14 de octubre fue recuperada Zeluán por las fuerzas expedicionarias, yacerían a la intemperie entre más de cuatrocientos cadáveres de soldados españoles, los restos del cabo Carrión y los guardias 2.º Paulo Sánchez Sáez, José Noguera Aznar, Constantino Ferrero López y Sotero Alonso Herranz.
La casualidad del destino había hecho que poco antes de los trágicos sucesos, el guardia Ferrero se hubiese incorporado al Puesto de Zeluán en sustitución del guardia Manuel García Cádiz que marchó al de Nador. Afortunadamente al inicio de los sucesos no habían en la casa-cuartel familiares ni otros civiles refugiados con ellos. Las familias del cabo y los guardias Nogueras y Alonso se habían quedado en Melilla mientras que los guardias Sánchez y Ferrero eran solteros.
A modo de curiosidad significar que una orden de 20 de noviembre de 1922, dimanante del Negociado 2.º de la Sección 3.ª de la Dirección General del benemérito Instituto, firmada por el general secretario Mariano de las Peñas y Franchi-Alfaro, publicó la relación de objetos donados al museo del Colegio Infanta María Teresa de Huérfanos de la Guardia Civil. Entre ellos se encontraba el portafusil del máuser modelo 1893 de calibre 7 mm., y un tirante del correaje del guardia 2.º Constantino Ferrero López, donados por el teniente Fresno que los recogió en Zeluán.
Puesto de Zeluán
Francisco Carrión Jiménez. Cabo. Muerto en combate
José Noguera Aznal. Guardia 2ª. Muerto en combate
Paulo Sánchez Saez. Guardia 2ª. Muerto en combate
Sotero Alonso Herranz. Guardia 2ª. Muerto en combate
Constantino Ferrero López. Guardia 2ª. Muerto en combate
Himno Guardia Civil