El asedio al Santuario de la Virgen de la Cabeza

Introducción

El Asedio al Santuario de la Virgen de la Cabeza, hecho histórico de que es objeto este espacio web, ha originado una profusa bibliografía, que pretendemos recoger en el presente trabajo. Sólo vamos a enumerar los libros que versan sobre el Asedio, pues, en casi todas las bibliografías manejadas por nosotros hasta ahora, aparecen como libros lo que en realidad son simples artículos periodísticos, algunos de tan sólo una página, aunque no por ello carentes de interés.

Con respecto a todos y cada uno de los libros del siguiente apartado, tenemos nosotros una opinión formada, que, no obstante, nos vamos a reservar, con la seguridad de que los lectores interesados por el tema del Asedio, tras su lectura, podrán llegar a sus propias conclusiones, a la luz de lo que se dice en cada uno de los textos.

No obstante, en líneas generales, debemos decir que los libros que tratan sobre el Asedio al Santuario de la Virgen de la Cabeza, son de calidad desigual, siendo muy pocos los que desde nuestro punto de vista, se acercan a los hechos con objetividad, rigor histórico y capacidad de análisis.

Los hay que ensalzan el hecho en armas acaecido en el Santuario, de una forma desmesurada, elevando a la categoría de héroes y mártires a los asediados, a los que se les considera, porque sí, portadores de valores sobrenaturales, y aprovechando para menospreciar, de paso, a los sitiadores, a los que se les niega cualquier virtud. Y esto no es del todo cierto, porque, como muy bien afirma Julio de Urrutia, en su magnífico libro El Cerro de los Héroes: “no fue oro todo lo que brilló en el Asedio”.

Los hay también malintencionados, pues pretenden, como se llega a afirmar en alguno de ellos, desmitificar a Cortés y a sus hombres, como si el hecho en armas protagonizado en el Cerro de Sierra Morena por la Guardia Civil, pudiera estar a merced del capricho de algunos historiadores, que por su forma de trabajar, bien lo sabemos, están al servicio de una ideología política concreta.

Luego están los libros que nosotros hemos dado en llamar “refritos”, pues no aportan absolutamente nada desde el punto de vista de la investigación histórica. Algunos de estos libros son de aparición reciente. Sus autores, tras leer lo que ya escribieron otros antes que ellos, lo meten todo en la coctelera de su cabeza, lo agitan, y el resultado es un producto insulso.

Los hay que se dedican a hacer “historia ficción”, es decir, que sus autores escriben los hechos como a ellos les hubiera gustado que sucedieran; algunos se atreven incluso a afirmar lo que hubiese pasado si… ¡es decir, una pena!

Los hay que aprovechan la defensa del Santuario para analizar algunos hechos allí acaecidos bajo el prisma de lo esotérico, algo, esto último, que nos produce repugnancia. Hay autores que han aprovechado la escritura de un libro para ajustar cuentas con el pasado, algo que nos mueve directamente a la tristeza.

Los hay que, de puro presuntuosos, echan para atrás. Tal es el caso de uno en cuya portada se puede leer que se trata de la “obra definitiva para quienes tienen el derecho de saber qué ocurrió allí (en el Santuario), sin dramatismos literarios lacrimógenos ni con leyendas falsas”. O sea, viene a decir, más o menos, que ya debemos los demás estarnos quietos, porque todo está dicho. “Consummatum est”

Y lo más curioso es que eso se afirma en un libro mediocre, en cuyas páginas finales se limita a hacer un relato cronológico de los últimos días del Asedio, que, dicho sea de paso, ya estaba escrito en otro libro anterior, y lo que es más chocante aún, un libro cuyo contenido, el mismo, ha sido publicado con dos títulos diferentes, en dos editoriales distintas, y con tan sólo cuatro años de diferencia. Que cada uno saque sus propias conclusiones.

Aunque quizás lo más sorprendente que hemos leído, no ya sobre el Asedio al Santuario, sino sobre el conflicto bélico de 1936, en general, es que se trata de “una guerra que nunca debía haberse declarado”. Nosotros no tenemos más remedio que decir que estamos totalmente de acuerdo con la anterior afirmación, aunque ya puestos, pensamos que lo mejor, también, es que ninguna de las dos Guerras Mundiales se hubiera producido, con lo cual se habría evitado mucho sufrimiento humano. O que la bomba atómica nunca se hubiera lanzado sobre Hiroshima (y ya puestos, tampoco en Nagasaki). Y el Titanic, la verdad sea dicha, ojalá no se hubiera hundido en las gélidas aguas del Atlántico, y sus pasajeros hubieran llegado a sus destinos sanos y salvos (aunque en este caso, James Cameron se hubiera quedado sin poder rodar su célebre película). Y por pedir que no quede: lo mejor es que Islero no hubiera matado a Manolete, con lo cual, los amantes de la fiesta nacional hubieran podido disfrutar de su tauromaquia bastantes años más, aunque quién sabe, a lo mejor su novia, Lupe Sino, hubiera retirado de los ruedos a Manolete antes de tiempo, con lo cual, de todas formas, nos hubiéramos quedado sin torero. En fin, ¡un lío! Lo dicho: que ciertas personas escriben la historia como a ellos les hubiera gustado que sucediera. ¡Qué candidez la de algunos, Dios mío!

Prosigamos: al abordar este trabajo la bibliografía sobre el Asedio al Santuario, nos vemos obligados a omitir aquellos artículos que han sido publicados en periódicos o revistas, aun aceptando que muchos de ellos son muy interesantes desde el punto de vista histórico. De entre todos ellos, cabe destacar los aparecidos en diferentes números de la Revista “Guardia Civil”, que es la publicación oficial del Cuerpo, así como en la Revista de Estudios Históricos de la Guardia Civil, en la cual vieron la luz diversos trabajos que, al versar sobre estrategia militar, los hacen imprescindibles para conocer lo sucedido en el Santuario.

Sí vamos a introducir en la relación algunas monografías sobre la Guerra Civil que, al dedicar algunas de ellas bastantes páginas al Asedio, creemos que deben tener un hueco en este artículo. Es posible que se nos haya pasado mencionar algún libro, máxime si tenemos en cuenta que muchos de los que versan sobre el Asedio al Santuario de la Virgen de la Cabeza, están descatalogados, y ya sólo se pueden adquirir en librerías especializadas en libros antiguos o tiendas de coleccionismo. Y a veces, ni eso.

Bibliografía

 

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-        CORDÓN GARCÍA, Antonio. Trayectoria. Recuerdos de un artillero. Ediciones Ebro. París. 1971. (De este libro apareció una segunda edición en 1977, prologada por Santiago Carrillo y con el título Trayectoria, Memorias de un militar republicano).

-        CORTÉS CAMACHO, Juan Pedro. La Epopeya del Silencio. Editado por el autor. Artes Gráficas y Encuadernaciones RC. Las Casillas. Martos. Jaén. 2010.

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-        LUQUE ARENAS, Juan; LUENGO MUÑOZ, Manuel; MUNILLA GÓMEZ, Eduardo y RUIZ AYÚCAR, Ángel. La Epopeya de la Guardia Civil en el Santuario de la Virgen de la Cabeza. Taller Escuela de Artes Gráficas de Huérfanos de la Guardia Civil. Madrid. 1958. (Hubo otra edición en 1962, esta vez con la portada a color).

-        MARÍN MUÑOZ, Antonio. Asedio al Santuario de Santa María de la Cabeza de Andújar. Años 1936-1937. Editado por el autor. Lopera. Jaén. 2004.

-        MARTÍNEZ BANDE, José Manuel. Los Asedios. Monografías de la Guerra de España. Volumen 16. Servicio Histórico Militar. Madrid. 1983.

-        MARTÍNEZ BANDE, José Manuel. Guerra de España. El Asedio al Santuario de la Cabeza. Capítulo 34. La Actualidad Española. Madrid. 1973.

-        MONTÁN, Luis. Episodios de la Guerra Civil. Defensa y martirio de Santa María de la Cabeza. Nº12. Librería Santarén. Valladolid.

-        MUNILLA GÓMEZ, Eduardo. La epopeya silenciosa. Madrid. 1960.

-        PRIETO HERNÁNDEZ, Luis. Anecdotario del Asedio al Santuario de Santa María de la Cabeza. Imprenta Cruz. Jaén. 1943.

-        PRIETO HERNÁNDEZ, Luis. Círculo de fuego. La odisea del Asedio al Santuario de la Virgen de la Cabeza. Estades Artes Gráficas. Madrid. 1957. (En 1958 apareció una segunda edición).

-        PRIETO HERNÁNDEZ, Luis. Mil-Hombres. Retazos de una gesta. Imprenta Aguirre Torre. Madrid. 1960.

-        REPARAZ ARAÚJO, Antonio y TRESGALLO DE SOUZA. Desde el Cuartel General de Miaja, al Santuario de la Virgen de la Cabeza. Artes Gráficas Afrodisio Aguado. Valladolid. 1937.

-        REVISTA “GUARDIA CIVIL”. Inauguración del monumento a los Héroes del Santuario de la Cabeza. Artes Gráficas Huérfanos de la Guardia Civil. Madrid. 1965.

-        RODRÍGUEZ DE CUETO, José. Los Héroes del Santuario de Santa María de la Cabeza. Carlos de Haya. Ediciones Rayfe. Burgos. 1938.

-        RODRÍGUEZ DE CUETO, José. La Epopeya del Santuario de la Virgen de la Cabeza. Santiago Cortés. Ediciones Españolas. San Sebastián. 1939.

-        RUBIO FERNÁNDEZ, Juan y BORREGO TOLEDANO, Andrés. Ni héroes ni villanos. 228 días en el Cerro de la Cabeza. Editorial El Olivo. Jaén. 2005.

-        RUBIO FERNÁNDEZ, Juan y BORREGO TOLEDANO, Andrés. Odisea en el Santuario de la Virgen de la Cabeza. Editorial Zumaque. Alcalá la Real. Jaén. 2009.

-        RUIZ ALBÉNIZ, Víctor (El Tebib Arrumi). ¡Santa María de la Cabeza! (Colección La Reconquista de España). Ediciones Españolas. Madrid. 1940.

-        TORIBIO GARCÍA, Manuel. Andújar en la Guerra Civil Española (1936-1939). Editorial Alcance. Andújar. 1994.

-        TORRES LAGUNA, Carlos de. La Morenita y su Santuario. Imprenta Murillo. Madrid. 1961.

-        TRIGUEROS ENGELMO, Francisco. Cortés, héroe y mártir del Santuario. Madrid. 1948.

-        TRIGUEROS ENGELMO, Francisco. La Virgen de la Epopeya. Editorial Escelicer. Madrid. 1948.

-        URRUTIA ECHÁNIZ, Julio de. El Cerro de los Héroes. E.G. Salesiana. Madrid. 1965. (Una segunda edición apareció en 1977 -Editorial Doncel- y una tercera en 2010 -Librería Hispania Ediciones-).

Epílogo

De forma intencionada, no hemos incluido en la anterior bibliografía las fuentes documentales que, desde nuestro punto de vista, son imprescindibles para conocer cómo se gestó el Asedio al Santuario y cómo se desarrolló el mismo. Nos referimos a toda la documentación generada durante el Asedio, tanto por un bando como por el otro. Ahí, el historiador avezado, o simplemente el lector interesado en el tema, podrán saber, de primera mano, el cómo y el por qué un nutrido grupo de guardias civiles, con sus familias, decidieron atrincherarse en Sierra Morena durante casi nueve meses, ante la incomprensión de muchos y la admiración de unos pocos. Nos referimos, entre otros, a los siguientes documentos.

Por el bando nacional, están los partes quincenales del Capitán Cortés, o mejor dicho, los que se conservan, al ser salvados de la hecatombe final. Juan Pedro Cortés Camacho, en su libro “La Epopeya del Silencio”, explica a la perfección quién salvó la documentación de Cortés en los momentos finales del Asedio, y cómo se pudo recuperar posteriormente. De especial interés es también la correspondencia entre los sitiados en el Santuario con el exterior, siendo imprescindible la lectura de la colección completa de mensajes que, bien por paloma mensajera, o bien por heliógrafo, Cortés mandó a la zona nacional. De igual modo, es interesante conocer el contenido de las instrucciones que el mando nacional (en especial el General Queipo de Llano), mandó al Capitán.

Por el bando republicano, es muy interesante el expediente que el delegado gubernativo, Lino Tejada, instruye en el Cerro, al ser enviado por las autoridades del Frente Popular para saber qué pasaba con la Comandancia de la Guardia Civil de Jaén refugiada en el Santuario, al haberse observado entre sus miembros actitudes sospechosas. También es de sumo interés el expediente de reingreso en la Guardia Nacional Republicana del mayor Eduardo Nofuentes Montoro. Recordemos que Nofuentes era comandante del Cuerpo y que, tras la marcha del teniente coronel Iglesias (primer jefe de la Comandancia), a Madrid, él, Nofuentes, se quedó como primer jefe accidental de la misma, y que, al negarse a encabezar la sublevación que le solicitaban sus subordinados, fue detenido por Cortés, pasando todo el Asedio en calidad de rehén, junto a su esposa e hijo. Unos días antes de la caída definitiva del Santuario, cuando Cortés vio que todo estaba perdido, puso en libertad a Nofuentes y los suyos, (¿cabe más nobleza en la actitud de un militar, de una persona, en definitiva, como la que Cortés demostró con este gesto?). Pues bien, al poco tiempo, Eduardo Nofuentes solicita reingresar en la Guardia Nacional Republicana, cuerpo de seguridad creado por el Gobierno de la República tras la disolución de la Guardia Civil; con tal motivo, el otrora Comandante escribe unas cuartillas de su puño y letra que no tienen desperdicio, aunque hay que situarlas, eso sí, en su contexto histórico adecuado, que no es otro que el del esfuerzo desesperado de Nofuentes, por congraciarse con las autoridades republicanas.

Hay más documentación referida a aquellos meses, como es obvio. Es adentrándose en ella donde mejor se puede comprender el comportamiento de unos y de otros.

Lo demás, es decir, toda la bibliografía posterior, son interpretaciones que otras personas hicieron después sobre los hechos, unas interpretaciones más o menos acertadas, según quién las hace, y mejor o peor intencionadas, según el prisma con el que cada cual ha enfocado la historia, esa parte concreta de la historia de España acontecida en el Santuario de la Virgen de la Cabeza, en Jaén, entre el 18 de agosto de 1936 y el 1 de mayo de 1937, ante la incomprensión de muchos y la admiración de unos pocos.

Pero, nos guste o no, nada hay como beber en las fuentes documentales originarias, y, en este caso, éstas son las que son.

Por Blas Ruiz Carmona