Historia de la Guardia Civil
La Guardia Civil durante la Guerra Civil
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- Publicado el Domingo, 14 Agosto 2016 15:40
- Escrito por menudaeslahistoria.com
La división de España en julio del 36 coincide con la división que se vivió dentro de la Guardia Civil tras la rebelión. Quiere decir esto que, el levantamiento no llegó a triunfar allí donde la Benemérita se mantuvo fiel al Gobierno.
Tanto para el Gobierno como para los sublevados era de vital importancia que camino tomaba la Benemérita en los primeros días de sublevación. Por este motivo cuando Franco el 22 de julio explicó los motivos del alzamiento mediante un mensaje radiofónico desde Tetuán, terminó su alocución elogiando a la Guardia Civil.
La Guardia Civil, se mantuvo fiel al Gobierno en las comandancias de Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia; así como sus respectivas áreas de influencia: La Mancha, Cataluña, Levante y País Vasco.
No obstante la Guardia Civil no pudo mantener el orden público en la zona republicana debido a que el propio Gobierno Republicano armó a las milicias obreras, creando de este modo la anarquía en las calles.
En aquel momento, la Guardia Civil, contaba con 34.240 efectivos en sus filas. Entre los que había 6 generales y 1208 oficiales. Estaban agrupados en 5 zonas: Valencia, Córdoba, Valladolid, Madrid y Barcelona. Cada zona tenía sus comandancias, entre las que destacaban: Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Baleares y el Protectorado de Marruecos. Solo uno de los generales jefes se sublevó.
Al frente de la Guardia Civil, se encontraba el Inspector General, Sebastián Pozas. Era un militar de probada lealtad al Gobierno. Con las primeras noticias del alzamiento, Pozas, telefoneó a todas las comandancias ordenando que se mantuvieran fieles a la República.
El 19 de julio, Pozas, pasó a formar parte del Gobierno de José Giral como Ministro de Gobernación y, sorprendentemente, fue uno de los que defendió la política de entregar armas a los milicianos.
En Madrid, por ejemplo, la Guardia Civil tardó dos días en controlar la situación caótica que habían formado los sindicatos armados. Situó efectivos en torno a las instalaciones militares, principalmente en torno al Cuartel de la Montaña; epicentro de la sublevación en la capital, que se rindió el día 20.
Cuando el General Mola se encontraba en Guadarrama asediando Madrid, columnas de milicianos y guardias civiles salieron a combatirle, al llegar a la zona del asedio unidades completas de la Guardia Civil con sus oficiales al frente se unieron a los sublevados, ante la anarquia que se vivia en la zona gubernamental. Esta misma situación se produjo en otras zonas como Cuenca, Ciudad Real, Sevilla o Castellón.
En Cataluña la Guardia Civil estaba mandada por el General José Aranguren. El día 19 la guarnición de Barcelona, al mando del General Goded, se sublevó ocupando varios edificios de la ciudad. Hubo varios enfrentamientos y la situación estaba indecisa hasta que el Coronel del Cuerpo Antonio Escobar, logró que Goded depusiera las armas.
La zona de Levante tenía su capital en Valencia, estaba bajo el mando del General Luis Grijalvo. Este, ordenó el acuartelamiento de todos los efectivos a la espera de acontecimientos. Finalmente, una visita del Ministro de Guerra, General Castelló puso fin a la neutralidad valenciana. Grijalvo fue arrestado, juzgado y ejecutado por su ambigüedad. Murcia y Alicante no se sublevaron, aunque algunos efectivos se pasaron a la zona nacional, entre ellos la guarnición entera de Lorca.
La zona Andaluza tenía su capital en Córdoba. Todas las comandancias se sublevaron menos Córdoba y Jaén. Sin duda muchos efectivos de la Guardia Civil en Andalucía, se vieron arrastrados por la siniestra personalidad del mando al frente de los sublevados: Queipo de Llano. El caso de Jaén resulta curioso. En la provincia no había guarnición militar y el jefe de la comandancia se mantuvo fiel al gobierno pero numerosos mandos simpatizaban con los rebeldes, lo que produjo una situación de neutralidad. Hasta que en septiembre los Capitanes Reparaz y Cortés, junto a sus familias y algunos simpatizantes se refugiaron en el Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, en Sierra Morena. 270 hombres resistieron 7 meses, cuando se rindieron, habían caído en el Santuario 85 guardias y 65 civiles.
Algo similar fue lo acontecido en Toledo. Toda la Guardia Civil de la provincia se encerró bajo el mando del coronel Moscardó en el Alcázar, de los 1300 defensores 800 eran Guardias Civiles. La situación de estos hombres tomó tintes dramáticos y la propaganda mediática fue brutal. Tanto es así que Franco detuvo su avance a Madrid y se dirigió hacia Toledo, alargando la guerra, para liberar el Alcázar.
Otro caso curioso se produjo en Zaragoza. El militar al mando era el comandante Miguel Cabanellas. Se unió a la sublevación, cosa que puede sorprender ya que era republicano y afiliado a la masonería. Este no es un caso aislado. Lo que indica que: dentro del panorama ideológico que reinaba en España, había tanto militares como civiles que se consideraban republicanos y que por motivos varios creían que lo mejor para el país era terminar con la II República. Cabanellas contaba con gran reputación entre la Guardia Civil ya que había sido su Inspector General entre 1932 y 1936, cosa que sin duda ayudó a que el alzamiento triunfara en Aragón.
El 31 de agosto el General Pozas, Ministro de la Gobernación, disolvió mediante decreto a la Guardia Civil, creando en su lugar un nuevo cuerpo policial: la Guardia Nacional Republicana. Esta medida no gustó nada y fue el motivo principal de más de 5000 guardias civiles que en un principio se habían mantenido fieles al Gobierno se pasaran al bando nacional, otros muchos ya lo habían ido haciendo al ver como compañeros suyos eran asesinados incluso cuando iban integrados en columnas de milicianos, por la desconfianza que despertaban entre los milicianos, anarquistas principalmente que no se fiaban de los guardias civiles que les acompañaban.
Himno Guardia Civil