Historia de la Guardia Civil

HISTORIA DE LAS COMPAÑIAS MÓVILES DE LA GUARDIA CIVIL DE GUINEA

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Categoría padre: Guardia Civil
Categoría: Historia Guardia Civil
Publicado el Viernes, 15 Julio 2016 00:05
Escrito por Antonio Mancera
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compañias moviles de guinea

La presencia de la Guardia Civil se remonta a los primeros años de la colonización; la primitiva Policía Indígena -¿similar al mismo cuerpo de Filipinas?- estaba mandada por oficiales y suboficiales del Cuerpo, y en 1907 se creó la "Guardia Civil de los Territorios Españoles de Guinea", pero este organismo fue sustituido al año siguiente por la Guardia Colonial, formada por personal de la Guardia Civil.

Ya en 1960 se organizó una Compañía Móvil de la Guardia Civil para el territorio compuesta por tres secciones de fusiles y una sección de armas pesadas, que se estableció en Bata, al año siguiente una nueva compañía fue organizada y enviada a Santa Isabel.

LA GUARDIA CIVIL MOVIL DE GUINEA ECUATORIAL

El 2 de julio de 1946 se promulgaba un nuevo reglamento para la Guardia Colonial de los territorios españoles del Golfo de Guinea, cuya dependencia orgánica administrativa correspondía a la Presidencia del Gobierno, a través de la Dirección General de Marruecos y Colonias.

La uniformidad fue modificada en el sentido de usar guerrera cerrada con botones dorados, pantalón corto, bota negra, medias, correaje marrón, «tarbus» rojo.

Las compañías de Bata y Santa Isabel disponían en sus almacenes de vestuario de uniforme especial de gala para la guardia en el palacio del gobernador general, rendir honores hacer desfiles. Este uniforme era blanco con hombreras rojas, el «tarbus» tenía prendida una gran borla amarilla que nos recordaba la de los requetés decimonónicos.

Los oficiales e instructores, aunque lucía el mismo uniforme, su prenda de cabeza era la gorra de plato, con los rombos e insignias del Arma o Cuerpo de procedencia.

Su inspector nato sería el gobernador general de los referidos territorios, y como jefe operativo, uno del Ejército, pudiendo los oficiales ser del Ejército de Tierra, Infantería de Marina, tropas de Aviación, Guardia Civil; los instructores, sargentos cabos, según categorías, con lo cual las vacantes asignadas a la institución según la Ley de 12 de diciembre de 1907, por la que venían rigiéndose, pasan casi a tener un valor testimonial. La tropa continuaba siendo indígena.

Las cuatro compañías primitivas se transformaron en cinco, con el siguiente despliegue:

Compañías

Líneas o secciones:

Relación de puestos:

1. De Sta. Isabel: Santa Isabel, San Carlos, Besacato-oeste, Claret de Patete, Concepción, Musola Moka, Basupu-este, Zaragoza, Rebola, Santiago-Baney, Besacato de la Sagrada Familia.

2. De Bata: Bata, Benito, Kogo, Bata -Rio-Campo, Kogo-Puerto Iradier.

3. De Ebebiyin: Ebebiyin, Mongomo, N'Sor, Bi abiyan, Alen, Guadalupe, Aconibe.

4. De Evinayong: Sevilla de Niefang, Evinayong, Acurenan.

5. De Mikomeseng: Anisog, Valladolid de los Bimbiles, Mikomeseng Embe, Afanengui, Beaop.

A causa de la situación ambiental en el continente negro, donde por imperativos políticos las antiguas colonias de otros países iban alcanzando su independencia, no exenta esta de revoluciones y altercados, con el fin de que la paz estuviese garantizada en aquellas provincias del golfo de Guinea, donde no había otra fuerza que la de la Guardia Colonial en las fronteras con el Camerún y el Gabón, que habían conseguido su independencia a partir de 1960, evitando por ello que pudieran, «por contagio», producirse desórdenes interiores e infiltraciones de guerrilleros.

Se estudió, pues, cuál sería el organismo o institución armada más idónea para dicha misión, propuesta del gobernador general, elevada a la Presidencia del Gobierno a través de la Dirección General de Plazas Provincias Africanas, fue encargado el Cuerpo de la Guardia Civil.

Se anunciaron inmediatamente doscientas plazas a razón de un capitán, cuatro tenientes, un brigada, once sargentos, veintinueve cabos o cabos primeros, uno de ellos radiotelegrafista; cuatro guardias primeros, cuatro cornetas, ciento cuarenta guardias segundos, mas el personal de servicios de un oficial médico, un practicante y un suboficial especialista.

Anunciado el concurso de personal voluntario, tuvieron entrada en la Dirección General del Cuerpo ocho mil solicitudes, lo que venía a confirmar el magnífico espíritu de gloria aventura de la institución. Se prefirió personal soltero, por carecerse de viviendas hasta tanto no se construyesen los debidos acuartelamientos.

Una vez seleccionados los mandos, partió para el Golfo de Guinea la comisión aposentadora, compuesta por un teniente, un sargento, un brigada, un guardia primero. A su llegada comenzaron los trabajos de organización para acomodar los primeros contingentes, que se alojaron dentro de un marco de comodidades mínimas.

En menos de un mes fue levantada una nave dormitorio capaz para una sección, disponiendo de cuarto de aseo, comedor y cocina, acoplándose todo el personal hasta cubrir la plantilla, que embarcó, una vez instruida, en cuatro expediciones a bordo de los transportes «Ciudad de Oviedo», «Domine», «Poeta Arocas» e «Isla de Tenerife». La primera llegó a Guinea Ecuatorial en septiembre de 1959, terminando de instalarse la compañía de Bata mediados de marzo siguiente. Las expediciones fueron recibidas con entusiasmo, tanto por los europeos como por los indígenas.

En 1961 se organizó la segunda compañía con destino a Santa Isabel, capital de Fernando Poo. Entre ambas unidades sumaron unos 350 hombres. Su misión en el futuro iba a ser muy delicada, debido a los procesos de descolonización imperantes.

Característico y de gran acierto fue su uniforme especial confeccionado con tejidos frescos adaptables la climatología del país. Se uso guerrera abierta con corbata, pantalón largo zapatos, conservando el sombrero o «tricornio» para la mayoría de los actos, como demostración inequívoca de su condición y naturaleza. Oficiales y suboficiales usaron camisa blanca y corbata negra para formaciones, mientras las clases de tropa lucían el cuello abierto por encima de la solapa de la guerrera, incluso de gala, (que solo se conocía en ellos) mas el empleo de guantes blancos.

El armamento común fue el subfusil Z-45. En todo caso, las hombreras eran «palas de plástico azul», donde figuraba una estrella de cinco puntas como símbolo del territorio – igual número de distritos – y las divisas del empleo.

Los motoristas de la escolta del gobernador general formada por un destacamento de guardias de Trafico contaron con casco, camisa abierta con manga corta, manoplas amarillas, cordones rojos, correaje doble pantalón largo.

Para el servicio en la selva se empleó, como prenda de cabeza, el salacot colonial, alternando con gorra montañera, medias blancas, pantalón corto, botas "chirucas» de lona, camisa abierta de manga corta, correaje doble, divisas en el lado izquierdo del pecho por encima del bolsillo de la camisa sobre plancheta de plástico azul claro, ya que para estos servicios no se usaban las «palas» de las hombreras.

Para paseo, la prenda de cabeza era la teresiana similar a la del Tercio Legión, el cinturón de lona plateado. Durante la noche los servicios se prestaban con guerrera y gorra montañera. El color verde-gris de las prendas era de una tonalidad más clara que el de la Guardia Civil peninsular.

Sus misiones consistieron, como es obvio, en el mantenimiento a toda costa del orden público, en los casos en que éste pudiera alterarse gravemente y dar lugar a manifestaciones antiespañolas que perjudicasen paz interior en aquellos territorios. Durante los primeros meses, las compañías móviles estuvieron reunidas haciendo vida de guarnición, empleándose en ejercicios teórico prácticos de táctica, adiestramiento militar y perfeccionamiento de guerra de guerrillas.

Se organizaron grupos de combate, equipados con medios ofensivos móviles, teniendo como norma el empleo de núcleos no superiores a sección ni inferiores a pelotón.

Se contó con una base de partida en lugar estratégico, con las comunicaciones aseguradas. Cada grupo contaba con dos coches todo terreno, separados en las marchas entre 150 a 200 metros, para poder protegerse mutuamente. Los regresos a la base de partida se hacían fundamentales para la seguridad y el abastecimiento, ya que si los indígenas podían permanecer en el interior de la selva, alimentándose sobre el terreno, para el europeo, estas condiciones se hacían más difíciles.

El éxito de las compañías móviles tuvo su reflejo en las autoridades portuguesas de Angola, que no tardaron en organizar una unidad semejante.

Al producirse la independencia de Camerún, hubo fundadas sospechas de que se alterase el orden, empleándose los grupos móviles en recorrer reforzar la vigilancia de la frontera norte, zona donde se encuentra ubicada la mayoría de los pueblos por donde discurre la carretera de Bata a Ebebiyin paralela a la linea fronteriza, en un trayecto de 230 kilometros, habiendo puntos de ella situados a menos de quinientos metros de poblados camerunenses. En verdad, este servicio fue por completo preventivo.

Con posterioridad se establecieron destacamentos aislados tipo pelotón, al mando de un sargento con un coche todo terreno, para el servicio de patrullaje. Estos puntos independientes de la Guardia Territorial fueron Mikomeseng, a 130 kilómetros de Bata, residencia de la delegación gubernativa, con un censo de 20.000 indígenas y unos 250 europeos; Ebebiyin, segunda población en importancia, con 30.000 indígenas y 400 europeos, cuya fuerza del destacamento tuvo un constante servicio, por pasar los camerunenses a diario al terreno guineano para efectuar sus transacciones comerciales; un tercer destacamento en Mongomo de Guadalupe, teniendo parte de la demarcacion frontera con Gabon. La dotacion de este era de un cabo y seis guardias.

Todo servicio se prestaba con arreglo a reglamento según las ordenes del delegado gubernativo. En cuanto a eventos extraordinarios, hasta finales de 1960 (es decir, 1969) no se registraron, destacando tan solo una marcha de reconocimiento de quince días de duración, con el fin de tener un conocimiento lo más exacto posible de la zona continental. Posteriormente, una de las secciones fue concentrada en Annobón.

Por decreto de 28 de septiembre de 1968 fue creado el mando de las Fuerzas Armadas españolas, bajo dependencia del Comisario General. Estas Fuerzas Armadas estaban integradas por las dos compañias móviles de la Guardia Civil que dejaban de estar agregadas administrativamente a la Guardia Territorial, mas las unidades de la Armada estacionadas en aquellas aguas y las fuerzas aereas establecidas en dicho territorio. Es decir, las compañías móviles venían, en definitiva, a constituir las Fuerzas Armadas de tierra.

El mando del conjunto estuvo ejercido por un coronel del Ejercito; con independencia de este, el de la Guardia Territorial, con su cuadro de oficiales, instructores y tropa, «continuaría hasta la transmisión de poderes» bajo la dependencia del comisario general. Las ultimas tropas españolas en abandonar Guinea Ecuatorial serian, precisamente, las compañías móviles de Santa Isabel y Bata, que a bordo de los transportes de Guerra «Castilla» y «Aragón», el primero con el material pesado y el segundo con el personal, llegaban a Las Palmas de Gran Canaria el 19 de abril de 1969, siendo portadores de la ultima bandera española que ondeo en aquellos territorios a los que se acababa de conceder la independencia. Después de ser saludados por el teniente general Luis Diez Alegría, Director General del Cuerpo, este les expuso que podían «volver a España con la satisfacción del deber cumplido».